Ya queda poco para esa época del año que muchos adoran y otros odian: la Navidad. Enseguida llega Diciembre y con él, los adornos, el frío, las luces, las compras y la lotería. Pero seguro que nuestra agenda ya está haciendo malabares para poder cuadrar todos esos eventos y celebraciones que tienen lugar sobre todo, alrededor de una mesa.
(Redoble de tambores)
¡Han vuelto las «temidas» cenas y comidas navideñas!
Familiares, amigos, compañeros de trabajo… parece ser que a todos les entra la gula por comer a todas horas en estas fechas (incluso te proponen desayunos navideños) y es que…¡no paramos!
Entre estas citas ineludibles están las cenas de empresa. En ellas el alcohol campa a sus anchas y, casi sin darnos cuenta, podemos querer que nos trague la tierra (lo que pasa en la cena de Navidad, no se queda en la cena de Navidad; esto no son Las Vegas amigo). Sabemos que tampoco hay que comportarse como en la empresa pero no te bebas hasta el agua de los floreros. ¡Tienes que controlarte!
No hables de política, no ligues con ningún compañero, no bailes de manera inapropiada y bajo ningún concepto critiques a tus jefes. Si cumples estas cosas y te sientas alejado de esos compis que te caen mal, podrás salir de manera airosa de la cena. Recuerda: una retirada a tiempo siempre es una gran victoria.
Por otro lado, están esas cenas y comidas familiares como son Nochebuena, Nochevieja,etc… de las que es imposible librarte. Toda la familia se reúne en torno al marisco y el buen jamón, y es aquí, dónde podemos ver surgir las rencillas olvidadas (o sin olvidar) de los cuñados. Además, tenemos que escuchar los cotilleos que la abuela no para de repetirnos una y otra vez de su vecina la Mari y tu tía te recuerda tropecientas veces que lo de seguir sin novio/a no está bien.
Tienes que prepararte muy bien mentalmente para poder sobrevivir a los atracones de cordero y a los interrogatorios de tus familiares. Puedes intentar sortear las indirectas como si de Matrix se tratara o puedes sentarte en la mesa de los niños (seguro que sus preguntas son menos indiscretas). Si todo esto falla…¡Dale a la bebida!
Donde seguro que te sentirás como pez en el agua y podrás dar rienda suelta a tus secretos más oscuros, son en las cenas con tus amigos. Siempre hay uno más borracho que tú, que dé la nota más que tú, que ligue con alguien más que tú y que se vaya de la lengua más que tú. Y si tú eres ese «más», no pasa nada. Son tus amigos y con ellos siempre puedes desatarte y disfrutar. Al día siguiente, tendréis muchas anécdotas que contar (eso sí, sin olvidar la botellita de agua para la resaca).
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