Después de 14 años viviendo en Madrid ha llegado el momento de comprometerme.
¡No! No hablo de echarme churri sino de ejercer mi deber como mexicana y gordita profesional: acabar con los grandes mitos de la comida mexicana.
No es nada personal pero sueño con un mundo en el que cuando tope con alguien en Tinder, su primer mensaje para hacerse guay con una mexicana no sea “pues yo preparo unas fajitas buenísimas” o “¡podríamos quedar para ir a comer unos burritos!” o lo que es peor “seguro que puedes beberte los chupitos de tequila sin problema”
¡Criaturas del mundo! Vengo a arrojar luz a vuestras vidas gastronómicas y ya de paso, si se puede, a abriros el apetito.
Burritos, chilli y fajitas ¡ESO NO!
Resulta que la comida mexicana es tan deliciosa que los “güeritos del Norte” aka los americanos, crearon su propia versión fake de la mexicana: La comida TEX-MEX.
Los burritos (tortilla de harina rellena y doblada con muchas cosas en su interior), el chilli (carne picada y frijoles especiados), las fajitas (pollo o ternera con especias provenientes de un sobre amarillo) y los nachos (triángulos de maíz con cheddar) ¡no es comida mexicana!
Pero bueno…no todo son Tacos
La gastronomía mexicana es suuuper amplia, y aunque tiene su base en el maíz (de lo que están hechas las auténticas tortillas de los tacos) tenemos muchísimas cosas: tostadas, tamales, pambazos, enchiladas, pozole, mixiotes… Dale al Mr. Google y déjate maravillar por semejantes manjares.
Por cierto… es Tortillas con “ll”
Ya que hablamos de que la base de la comida mexicana está en el uso del maíz, tenemos que aclarar que NO son “tortitas” sino “TORTILLAS” Os puede parecer una exageración y no me llaméis loca purista. Resulta que en México tenemos también tortas y son otra cosa totalmente diferente a las tortillas. Las tortas son como un bocadillo atascado de cosas maravillosas. Una tortita sería como la versión de pitiminí de la gloria gastronómica.
No todo es picante.
¡Y esto es así! ¿Por qué siempre que se habla de comida mexicana hablamos de fuego y dolores al ir al baño? ¡Callad insensatos! Cierto, nos gusta darle vidilla a los platos con notas de sabor picantón, pero normalmente se trata una salsa opcional al plato. Pide un pozole blanco, un tamal de dulce o unos tacos de barbacoa de borrego, verás de lo que te estoy hablando.
El guacamole no es una salsa.
Y aquí me pongo seria. El guacamole es patrimonio de gorditos y saber distinguir uno auténtico de uno fake estando fuera de México, suma puntos. ¿la clave? El guacamole debe llevar tropezones: salsa pico de gallo (mezcla de tomate, cebolla y cilantro) y el aguacate en trocitos. El guacamole auténtico, es untuoso y delicioso… para preparados en formato pasta untable ya tenéis el hummus.
Bonus: los nachos con los que os lo coméis, en realidad se llaman totopos y los auténticos son de maíz natural y no harina refinada.
El tequila no es arma de destrucción.
Vale que nacimos en la cuna del tequila y el mezcal, pero eso no supone que nos lo bebamos a chupitos. De hecho normalmente nos tomamos el tequila en combinado (refresco de pomelo o limón) y solo cuando el tequila es de calidad, se degusta “derecho” y pausadamente. Elimina las imágenes de Acapulco Shore, los finales de borrachera con 5 chupitos de Tequila son cosa de las pelis americanas. Prueba a beberlo como yo, una refinada y adulta mexicana.
Adelante, salgamos al mundo y vivamos la gastronomía con alegría.
¡Viva México!
You might also like
More from Cultura
Así suenan las canciones benéficas que luchan contra el coronavirus
Y confinadas también. Porque estos trabajos son fruto de esta cuarentena que nos está tocando vivir. Lo que hace tener tiempo …
Espectáculo de mentalismo interactivo en streaming por Pablo Raijenstein
Ya sé que estamos subiéndonos por las paredes. Tantos días encerrados en casa están pasándonos factura. Hay miles de opciones …
Estas son las fotografías ganadoras del World Press Photo 2020
Como cada año, esta semana se ha revelado el ganador del prestigioso concurso fotográfico World Press Photo. Se trata de …
1 Comment
Yo era un enamorado de México, tanto que me casé con una mexicana, y por ella conozco todo lo que aclara el artículo. Me encantaba la comida mexicana, pero ahora no me pasa la garganta porque me recuerda continuamente a su traición. De la noche a la mañana, se ha ido con otro y me ha dejado que me siento como perro abandonado. Cuidado con las mexicanas, pues son mentirosas y veletas, hoy están enamoradas de ti y mañana, en un santiamén, del siguiente. México lindo y querido, ya no te quiero nada.