A mi no me gustaba la escuela hasta que llegué a la Universidad. Siempre me ha resultado difícil mantener la atención en una única cosa, así que hacerlo durante las 8 horas de clase que exige el colegio era un martirio.
Yo y muchos de los más rebeldes de mis compañeros sabíamos que sentarse hasta atrás te garantizaba más libertad para hablar con el de tu derecha, podías enviar papelitos a tu crush o ponerte a mirar por la ventana sin el ojo visor del profe.
La idea de tener una clase sin vigilancia era como un sueño inalcanzable. Pero hoy he descubierto que los sueños son posibles. Ya hemos pasado de los cursos por youtube y streaming (los llamados webinars), a recibir clases de un holograma… ¡De un holograma!
Resulta que una Universidad en México tiene una peculiar metodología para sus alumnos. Han creado un sistema de proyección que pone el «holograma» de un profesor al frente de las aulas.
Pero no te imagines a la princesa Leia cuando le enviaba un mensaje a lo ciencia ficción a Obi-Wan. ¡No! En realidad es una proyección bidimensional con un efecto que da bastante el pego y que representa en 3D al profe de turno.
Y bueno, no todas las clases se dan así, solo las que por exigencias del aforo o que ocurren al mismo tiempo en muchos puntos a la vez. ¿Podría valer un webinar normalito? ¡Si claro! Pero la Universidad argumenta que dar clases así provoca sorpresa en el alumno y eleva el tiempo de atención, pasando de 8 sorprendentes miserables minutos a 50.
La experiencia debe ser muy particular. Están bastantes cuidados algunos detalles, puedes interactuar con él y la proyección es del mismo tamaño que la altura del profesor (no tenemos datos sobre si hay enanos o si eso dificulta el aprendizaje) aún así yo tengo mis dudas sobre esta metodología.
Hacer uso de los recursos tecnológicos para despliegues sorprendentes y que faciliten la llegada del conocimiento a otros sitios, me parece fetén pero sigo creyendo que lo más importante en muchas cosas de la vida, es el contacto humano.
Con los años entendí que el problema de que la escuela no me gustara, no era mi atención. Pocas veces nos educan para el futuro. Estudiar no es otra cosa que el ensayo para lo que haremos mañana.
Por cierto, menos mal que aprendí a escribir.
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