Nuestro bolsillo tiembla continuamente. No nos podemos contener a invertir en ese abrigo tan ideal para otoño, ni en esos cojines tan monos para el sofá de nuestra casa ni en cualquier cosa del rollo… «no sé para que sirve, pero lo quiero conmigo».
Así que imagínate si todo esto lo compramos con todo el hype consecuencia de un «tardeo» o de una noche de fiestón (de esas que ya no me doy).
Lo que más compramos es ropa y zapatos. Seguido de tecnología, juegos, películas y comida. Y esta última, no nos sorprende; después de una noche de beber cubatas y cervezas más de la cuenta a todos nos entra un hambre voraz.

- Un castillo hinchable para el salón.
- El chaleco que llevaba Michael J.Fox en «Regreso al futuro».
- Comprar camisetas ridículas que llegan a tu puerta al día siguiente.
- Unas gafas de visión nocturna por el precio de 2.200$.
- 200 libras en plantas de bambú.
- Comprar unas entradas para un concierto o festival para llevarte a todos tus amigos.
- Gastarte más en lo que «picas» a la hora de irte a casa después del fiestón que en toda la noche.
Y ¿tú? ¿Algún drunk shopping del que te arrepientas? Desde el anonimato, por supuesto.
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